Matías y la navaja de Ockham: respondemos la pregunta sobre la paternidad del hijo de Marjorie de Sousa
Julián Gil es el padre de Matías. Él lo afirma y la mamá, Marjorie de Sousa, también. Nadie disputa la paternidad al actor argentino y el único que se ha visto forzado a pronunciarse sobre este asunto es Gabriel Soto. Lo hizo tras tener que aguantar más de un año de rumores sobre un romance en la playa con Marjorie por unas fotos de paparazzi en las que se veía cómo él la cargaba sobre sus hombros.
Aquellas imágenes fueron tomadas en marzo de 2016. Julián y Marjorie comenzaron su relación en abril de 2016 (según dejó por escrito la venezolana en la demanda a Julián por el pasaporte del niño) y Matías nació el 27 de enero de 2017, nueve meses después. Las fechas encajan.
Julián y Marjorie rompieron por “incompatibilidad de caracteres”, de acuerdo con la documentación judicial, luego de unos meses de convivencia y el parto del niño. Los abogados entraron en escena para establecer la manutención del menor y la convivencia con su padre (Julián Gil), y todo se enturbió hasta límites insospechados. A día de hoy, el pleito sigue abierto con varias demandas simultáneas, incluida una para la realización de una prueba de ADN fijada para el 4 de enero. Julián quiere disipar cualquier tipo de dudas sobre el hecho de que él es el padre de Matías.
La navaja de Ockham
El principio de parsimonia, también conocido como la navaja de Ockham, establece que la explicación más sencilla a un problema suele ser la más probable. Este planteamiento se remonta, al menos, hasta el siglo XIV y fue atribuido a un fraile franciscano inglés de nombre Guillermo de Ockham, si bien básicamente describe de forma filosófica lo que vendría a ser la aplicación del sentido común.
Es decir, si Julián y Marjorie insisten en que son los padres del niño y no existen evidencias que demuestren lo contrario, es ilógico dar verosimilitud a cualquier otro escenario. Aún así, incluso después de que Gabriel Soto haya negado categóricamente cualquier relación sexual con la madre del niño y haya declarado que se haría un test de paternidad para aclararlo todo, hay quien insiste en defender que Julián no es el padre.
El conocido reportero mexicano Gustavo Adolfo Infante ha reiterado en las últimas semanas que el argentino no es el progenitor del pequeño Matías. Presionado por Raúl de Molina el lunes 4 de diciembre en El Gordo y la Flaca, el periodista indicó que no puede corroborar su información, pero que tiene una fuente (de la que evidentemente se fía) que le ha dicho que existe una “tercera persona” en todo este asunto.
Un escenario inverosímil
Si Julián no fuera el padre de Matías estaríamos ante un panorama rocambolesco que dejaría en evidencia a Marjorie de Sousa, especialmente, ya que nadie sabe mejor que ella quién es el padre de Matías y, por tanto, tendría que dar muchas explicaciones. La primera, a Julián y, en un futuro, tendría que sentarse a hablar con su hijo para que él entendiera sus razones para todo este lío.
Si por un instante asumiéramos que este escenario pudiera ocurrir, la estrategia actual de Marjorie de Sousa sería surrealista. Se sabe que viene una prueba de ADN en enero y que esa prueba dará un resultado. Si el papá de Matías no fuera Julián, ¿qué sentido tendría seguir ocultándolo?, ¿qué salida honrosa tendría la madre (su imagen pública quedaría seriamente dañada y eso afectaría a su carrera)?, ¿dónde habría estado el padre del menor durante todo este tiempo?, y la madre de todas las preguntas, ¿por qué habría orquestado un montaje de esta magnitud para atribuirle la paternidad a Julián Gil?.
Esto sería un shock incomprensible, una posibilidad demasiado retorcida e inverosímil que parecería sacada de las últimas páginas del guion de una telenovela.
La navaja de Ockham nos invita a cortar los elementos rios de esta historia, aquellas especulaciones que solo confunden y centrarnos en los hechos principales; ese mero ejercicio sirve para poner cordura a todo este embrollo.