La muerte de Karla Luna un año después: el triunfo de un amor prohibido y la ausencia de perdón
su último mensaje en Instagram: “Me siento bien y sé que mi milagro pronto llegará”. Ella se aferraba a la fe y al amor, al menos así quería ser recordada más allá de las circunstancias difíciles que tenía que enfrentar y que pondrían a prueba las emociones de cualquiera.
La misma Karla Panini la describió como una “luchadora llena de virtudes, una excelente madre y amiga” en una carta abierta que publicó en Instagram el 10 de octubre del año pasado.
Karla Luna falleció luego de que el cáncer de útero hiciera metástasis, ese fue el final de su historia. Pudo descansar, pero lo que sucedió a continuación no hizo más que desbordar una situación familiar no resuelta.
Dos Karlas y un Américo
Karla Luna y Américo Garza se casaron en 2012 después de seis años juntos y tuvieron dos niñas, Valentina, de 9 años, y Victoria, de 6. Karla tenía dos hijos mayores fruto de una relación anterior (Stephanie y Rubén) y todos convivían.
Por aquel entonces, Karla Luna y Karla Panini formaban el exitoso dúo cómico ‘Las Lavanderas’. Aparecían en televisión y les iba bien. Durante 12 años, según contó Karla Luna en el programa ‘Noches con Platanito’, las Karlas se llevaban como hermanas, eran confidentes, eran amigas. Tiempo después Américo explicó que no todo era tan bucólico, que su matrimonio con Karla Luna no era ideal y que la cercanía con Panini terminó por hacer que surgiera algo más que amistad entre ellos.
Aquí es donde los testimonios de unos y otros chocan y hacen que sea complejo establecer causalidades; dar o quitar razones. Hubo infidelidades, sí. ¿Solo de Américo? Él aseguró que ella tenía otra pareja. Karla Panini contó que hasta que Américo y su amiga no se distanciaron, entre ella y el esposo de su compañera solo hubo un beso... y Karla Luna ya está aquí para responder. Lo que sea que fue, ya quedó en el pasado.
Lo que es innegable es que Karla Luna terminó por descubrir el romance de su esposo y su amiga -al parecer por su nueva vida, ahora ya sin esconderse, con Karla Panini.
Las niñas
La muerte de Karla Luna puso encima de la mesa una pregunta: ¿qué pasará con Valentina y Victoria?. La madre había pedido, casi como última voluntad, que no se permitiera que sus hijos -los cuatro- fueran separados. En aquel entonces, ella tenía la custodia de todos y residían con ella en casa de sus padres, los abuelos Rubén Darío Luna y Josefina Martínez, en San Nicolás de los Garza, en Monterrey. Américo iba a visitarlos con frecuencia.
La familia de Karla Luna asumió que, ante la ausencia de la madre, ellos se harían cargo de las niñas. En ese sentido, todo seguiría igual. Américo fue al subió a sus dos hijas al carro y se las llevó.
“No tenía otra opción”, le dijo Américo Garza a la abuela en una conversación telefónica poco después, según contó la señora.
Para los abuelos, esto fue un rapto. Denunciaron lo sucedido a las autoridades de Nuevo León y se decretó una demanda de amparo para no ser detenido. Comenzó así un pleito para determinar quién debía ejercer de tutor legal de las niñas. Américo reclamó la custodia de las menores. Él es el padre, muerta la madre, es su derecho, explicó.
Acuerdo agridulce
El caso se alargó meses y no fue hasta el 12 de marzo de este año que la justicia mexicana dictó sentencia. Las niñas estaban en buen estado, quieren a su papá y, por tanto, deben quedarse con él.
Fue un jarro de agua fría para los abuelos y los otros hijos de Karla Luna. Mientras tanto, una revista publicaba que las dos niñas estaban felices en su nueva estructura familiar donde Karla Panini era “mamá”, y tenían otro hermano, Gabriel, fruto de la relación que tuvo su madrastra con el productor Óscar Burgos.
El tiempo terminó por hacer que las emociones se asentaran un poco. La realidad se imponían, para bien o para mal. Unos y otros buscaron arreglar las cosas. El 19 de mayo, las pequeñas volvieron a ver a sus abuelos y Américo le pidió a doña Josefina que permitieran que Karla Panini fuera también parte de sus vidas, ya que lo era de sus nietas.
El 11 de septiembre ambas partes llegaron a un acuerdo. El convenio estableció que las pequeñas podrían pasar 6 horas cada 15 días con sus hermanastros y abuelos.
Américo Garza y Karla Panini el nacimiento de Isabella, la niña que simboliza el triunfo de su amor sobre las cenizas de otro.