Su adicción lo llevó a sufrir seis infartos cerebrales, algunos intentos de suicidio, una clavícula rota, fracturas en una de sus piernas y cinco preinfartos, según información publicada en el diario El Siglo de Torreón. Crédito: Twitter
“Mi egoísmo, mi maldad y la soberbia que tenía eran factores más fuertes que mi voluntad y mi respeto hacia mí mismo. Nadie te obliga a nada y drogas en todos los niveles hay. Tal vez en el ambiente artístico uno esté más vulnerable a estar en o con ella y por lo mismo, te cuesta más trabajo salir. No es fácil sobreponerte cuando la pruebas y mucho menos salir con vida de esto”, dijo en entrevista con El Universal en el año 2000.
Mezcalent
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Su rehabilitación fue muy dicífil: “Después de pasar por ocho clínicas, cuatro siquiátricos y un anexo lo más difícil fue encontrar mi perdón, y ahora estoy en la búsqueda de la aceptación hacia mí mismo”, dijo para El siglo de Torreón.
Twitter @darioripoll
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“Perdí las ganas de vivir, (tuve) intentos de suicidio, ruptura de clavícula y tres fracturas en una pierna. Fui muy soberbio, un sofista: todos estaban equivocados, menos yo. Perdí el respeto a mí mismo, a mi familia, al trabajo, la dignidad. Económicamente perdí todo. No soy un exadicto, soy un adicto en recuperación. Ahora vivo el día de hoy. Con gusto y respeto a las cosas que me suceden. No pienso en el mañana, solo en el hoy”, agregó al diario de Torreón. Mezcalent
Después de 20 años limpio, el actor continúa viviendo las secuelas que le dejaron los infartos cerebrales: “Tengo paralizada la mitad de la boca, en mi lengua casi no tengo movilidad, por eso no hablo bien, pero tengo una terapeuta que me pone ejercicios. Desgraciadamente uno tiene que pasar por estos momentos tan desagradables para recapacitar y saber que la vida es hermosa”, publicó El Universal. Mezcalent