Mark Alarcón es exitoso en una profesión tan demandante como la abogacía, defendiendo a quien contrate de sus servicios, sin importar que el cliente sea inocente o culpable.

Mark logra que el juez revierta el dictamen y caiga todo el peso de la ley sobre Leonel, haciendo justicia a la memoria de su hija y a quienes se encuentren en una situación similar.

Aunque Gustavo trate de interesarse en los gustos de su hija, es inevitable que se deje llevar por la pasión del fútbol, mostrando preferencia en los hijos de su hermana, Edwin y Saúl.

Al notar que Harry es un portero destacado, Samantha propone que le enseñe a jugar fútbol y a cambio ayudará a mejorar el rendimiento de las materias que se le dificultan.

A pesar de que la escuela no cuenta con los recursos para formar un equipo de fútbol femenil, Samantha no se rinde y une fuerzas con su mamá para obtener lo que desea.

Tras recibir una falta intencional de parte de Edwin, Samantha está lastimada y tiene dificultad para caminar, pero no es impedimento para anotar el gol que da la victoria a su equipo.