A menos de dos meses para las elecciones hay pocas certezas en las campañas de Biden y Trump
Incertidumbre.
La ausencia de certeza sobre quién ocupará la Casa Blanca los próximos cuatro años es tal vez de las pocas certezas disponibles cuando faltan exactamente dos meses para los comicios de noviembre.
Encuestas nacionales y en estados considerados claves concedieron durante la mayor parte del verano una ventaja relativamente holgada al candidato demócrata Joe Biden. Esa diferencia pareció reducirse en días recientes, aunque algunos sondeos muestran que el demócrata vuelve a recuperar terreno.
Pero entre muchos, incluidos algunos demócratas, el recuerdo de encuestas que erróneamente pronosticaron el triunfo de la demócrata Hillary Clinton en 2016 no cede.
El presidente Donald Trump ha expresado recientemente alivio por indicios de que le ha ganado terreno a Biden en sus aspiraciones de reelegirse.
Normalmente los presidentes en ejercicio gozan de favoritismo y suelen obtener un segundo mandato. Las más recientes excepciones son Jimmy Carter, en 1980, y George H.W. Bush, en 1992.
Pero la pandemia del coronavirus, que para principios de septiembre le ha costado la vida a casi 185,000 estadounidenses y ha dejado desempleados a millones, cambió en marzo radicalmente la dinámica de la contienda.
Así que la escena hoy luce servida para un final de fotografía.
Ley y Orden
Trump adoptó el mismo lema utilizado por Richard Nixon para imponerse en las elecciones de 1968 tras los disturbios causados por el asesinato de Martin Luther King Jr. y la conmoción por las protestas contra la guerra de Vietnam.
Los republicanos usaron su Convención Nacional la semana pasada para presentar a Biden como un líder senil y débil ante radicales izquierdistas, por lo cual su victoria equivaldría a anarquía generalizada.
El mandatario ya había usado la consigna de "ley y orden" ante las protestas desatadas por la muerte de George Floyd en mayo, pero recibió fuertes críticas de haber abusado su poder cuando ordenó a los cuerpos policiales desalojar una plaza aledaña a la Casa Blanca para tomarse una foto en una iglesia.
Trump ha retomado el lema nuevamente desde que la semana pasada en Kenosha, Wisconsin, un policía blanco disparó siete veces por la espalda a un afroestadounidense, a quien dejó paralizado.
Pero el mandatario emplea su consigna con un doble rasero.
Calificó de " terrorismo interno" y "turbas violentas" a los responsables de actos violentos durante las protestas contra el racismo y la brutalidad policial, mientras que justificó a los seguidores suyos -mayoritariamente blancos- que se enfrentaron a manifestantes contra el racismo el pasado fin de semana en Portland, Oregon.
Incluso sugirió que un joven blanco de 17 años detenido y acusado de asesinar a dos manifestantes con un arma de asalto durante los disturbios en Kenosha actuó en defensa propia, contraviniendo la tradición de presidentes de abstenerse de comentar sobre causas penales en curso para no incidir de manera alguna en el desenlace.
Trump llega a este momento de la campaña de alguna manera aliviado por la sentencia emitida esta semana por una corte federal de apelaciones que elimina casi por completo la difusión de sus declaraciones de impuestos antes de las elecciones, según reportó la agencia AP.
Con "ley y orden" el partido oficialista busca evitar el tema de la pandemia, que le ha generado tantas críticas a Trump por haber agravado la crisis con una respuesta tardía y caótica del gobierno federal.
Covid-19
El mensaje más insistente de Biden ha sido cuestionar la respuesta del jefe de estado a la pandemia. El miércoles pasado por ejemplo, acusó al gobierno de Trump de no haber adoptado las medidas apropiadas para garantizar una regreso a clases sin el riesgo a infectarse del virus.
"Queremos a todos los estudiantes de nuevo en las aulas, pero el presidente Trump no ha hecho el trabajo para garantizar que las escuelas puedan reabrir de forma segura y efectiva", escribió en Twitter.
Biden cerró agosto reuniendo $364 millones, un monto que su campaña describió cono la mayor recaudación de fondos en la historia política estadounidense.
Y comienzó esta fase de la campaña invirtiendo $45 millones para difundir en un comercial de un minuto cuya versión en español se titula " Decepciones", en el que acusa a Trump de fomentar la violencia al avivar tensiones raciales y rebate la narrativa de que su gobierno sería débil ante manifestaciones, pidiendo sanciones a quienes hayan cometido actos violentos.